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Viajar en autocaravana cuando tu hijo es cuadriculado

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Por Mª Eugenia Calleja @la_kcharra_ Viajar en autocaravana o camper tiene ese rollito de libertad que todos deseamos cuando estamos en casa. Ni te cuento en tiempos de confinamiento municipal, provincial o autonómico… ¡Qué de sueños sobre ir fluyendo! Todo cambia cuando tu hijo tiene un trastorno del espectro autista.

Decidir sobre la marcha si nos quedamos aquí o seguimos un poco más. Si este lugar en el que no teníamos previsto ni parar, se va a convertir en campo base de un montón de actividades imprevistas. Hoy os cuento mi experiencia.

Viviendo aventuras con un hijo TEA

Algunos cuando salen llevan un planning detallado sobre dónde ir, comer y pernoctar. Otros unos puntos generales y van más o menos sobre la marcha. Y otros (como yo era antes), que salen y toman una dirección… y ya vamos viendo.

imagen de la Kcharra

Cuando viajas solo haces lo que quieres de verdad. Quieres ir a la playa, pues te bañas. Montaña, pues para allá. Turismo de ciudad, tira millas. Cuando vas con alguien (amigos, pareja, familia…) tienes que hacer concesiones. Igual te toca ver el quinto museo del día cuando en tu interior lo que quieres es probar la cerveza local, ir a la zona más rural y aislada del planeta siendo urbanita de manual o morir por tu acompañante si le flipan los parques de atracciones y tú te mareas hasta en los columpios.

Vale, eso lo haces cada vez menos según te haces mayor. Y aprendes que no tiene sentido que uno esté haciendo algo que no le apetece NADA de NADA. Y te vas con gente más afín a tus gustos. Todos contentos. O se hacen subgrupos, unos van de bares y otros de tiendas y quedamos luego a comer. Hay soluciones. Menos mal.

La Kcharra, improvisar la planificación

En la_kcharra_ viajan una loca de la vida que improvisa como forma vital y su esposo organizador que se sienta por las tardes y trata de conseguir al menos un planning a dos o tres días vista. Nos funcionaba más o menos 😛

Todo cambia cuando tienes hijos. No te queda otra que adaptar tus salidas a sus gustos y necesidades. Zonas infantiles, actividades para niños, rutas adaptadas…

Hasta los más aventureros tendrán que informarse un poco antes de viajar para no tener que enfrentarse a rabietillas o enfurruñes, que no desaparecen ni en la adolescencia. Porque hay hijos a los que a veces parece que no les gusta NADA de NADA, y la receta de antes no sirve. Y los hijos a los que tanto queremos tan pronto son adorables como repelentes, y las escapadas son para disfrutar todos, así que hay que respirar, relajarse y negociar.

Un paseo por la montaña
Un paseo por la naturaleza

Nuestro caso es un poco diferente. Por suerte, nuestros hijos disfrutan de lo que nos gusta: la montaña, la naturaleza, los lugares recónditos, no les gustan las aglomeraciones y no nos la lían si en nuestras vacaciones no hay un triste tobogán (aunque intentamos buscar sitios en los que pueda haberlos).

Cuando la planificación es una necesidad inamovible

Lo malo es que tenemos diferentes necesidades sobre el tema planificación. Son tan diferentes que alguna vez nos han causado alguna crisis profunda. Y es que nuestro hijo mayor tiene un Trastorno del Espectro Autista, con lo que para él las normas, horarios y planes son SAGRADOS e INAMOVIBLES. Y aquí tenemos ya el drama, pues los padres de la criatura no habían funcionado nunca así.

Tanto si tu situación es como la nuestra o menos extrema, lo que a nosotros nos ha funcionado para estar todos contentos es la paciencia y la flexibilidad.

Paciencia y flexibilidad: la clave para que los viajes sean un éxito

Incluso nuestro «pequeño inflexible» ha tenido que aprender a que los planes se conocen el día de antes a una hora determinada. Y en eso hemos tenido que claudicar. La hora sí que ha tenido que ser bastante fija y para él, las tardes se convierten en una cuenta atrás). Y que pueden cambiar por las condiciones meteorológicas o porque algún sitio esté cerrado, o cosas que no dependan de nosotros.

También ha tenido que adaptarse a que un fin de semana que no pensábamos salir decidamos de repente irnos, con lo que antes de decírselo tenemos que tener bastante claro dónde vamos y qué vamos a hacer más o menos.

Hemos ganado en planificación, puede que no sea “lo mío” pero claramente ahora es “lo nuestro”. Si necesita planes y saber dónde está y dónde va a estar las próximas horas no nos cuesta nada tranquilizarle con todos los datos posibles. ¡Gracias San Google por tener la pestaña imágenes, que en nuestro caso anticipa las cosas y nos facilita la vida!

autocaravana de La Kcharra
autocaravana de La Kcharra

Según se va haciendo mayor y va adquiriendo experiencias en viajes, le vamos notando más relajado y menos encorsetado. Aunque las tardes siguen siendo de expectación pero algunas no está tan ansioso, y está más abierto a las novedades.

Le cuesta relacionarse con otros niños, pero cuando habla con alguno le pregunta absolutamente todo lo que han hecho días pasados y su plan de días futuros. Así que si coincidimos por la carretera no te asustes. Igual te copiamos alguna ruta, que si la ha hecho alguien conocido (aunque sea de un minuto) le genera mucha tranquilidad.

1 Comentarios

1 Comentarios

  1. Rocío
    at 2:55 pm

    Gracias, Eugenia, por este post!
    Yo soy de naturaleza planificadora pero con los años me he relajado y lo que suelo hacer es planificar la mitad del día y la otra mitad dejarlo libre y a ver qué pasa dependiendo de diferentes factores como puede ser el tiempo, o tener un plan que puede llevarse a cabo o no.
    Izarbe también prefiere saber a qué atenerse, lo de las sorpresas no es algo que le guste «a priori».
    Tengo curiosidad por saber por qué las tardes son más tensas para tu hijo.
    Un abrazo!
    Rocío (Chiochan9)

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