Hay lugares que se buscan y lugares que se encuentran, incluso hay lugares que te encuentran a ti. También hay lugares a los que no tenías previsto llegar pero que realmente ya te estaban esperando.
Este es el caso Bijuesca, en el Valle del Manubles (Aragón). Es un pueblo escondido tras las montañas, bañado por las aguas refrescantes del río y habitado por personas entrañables. Un tesoro que no esperábamos encontrar cuando recorríamos la carretera N-234 que cruza la zona más despoblada de España.
¿Qué nos llevó allí? ¿Qué fuerza sobrenatural nos atrajo? Como viene siendo habitual en este viaje, el #VanwoowRoadtrip , los mejores lugares los hemos encontrado por recomendación de las bellas personas con las que nos vamos cruzando. En este caso se lo tenemos que agradecer al artista Juanan Requena (del que te hablamos en el artículo del Festival Saltamontes, ya sabes , nuestro festival de verano favorito 😉 ) quien al preguntarle por algún lugar especial por la zona de Calatayud, no lo dudó y nos recomendó poner rumbo a Bijuesca.
Así que allí nos dirigimos…¿te vienes? ¡Venga, que nos vamos!
Valle del Manubles
Los que nos advirtieron de la belleza del Valle del Manubles no se equivocaron, es realmente precioso. El río aporta agua fresca para una abundante vegetación de rivera y permite que frutales y huertos adornen los bordes del paseo fluvial. De hecho la fruta de la zona es espectacular, con variedades propias de manzana, pera o cereza. Un auténtico bosque comestible.
En su incesante correr, el río forma diversas pozas o azudes que nos invitan a un refrescante chapuzón. La Fuente Amarga, el Pozo de los Chorros… Algunos son de fácil acceso pero otros están tan escondidos que para encontrarlos tendrás que ir acompañado por algún vecino, algo que le da todavía más encanto 😉
Bijuesca, en el Valle del Manubles
En el pequeñito pueblo de Bijuesca (menos de 100 habitantes) situado en el Valle del Manubles tienen de todo: iglesia, castillo, frontón, bar, río y un entorno precioso.
Pero cuando estuvimos allí descubrimos que lo mejor de Bijuesca es su gente, sus amables y hospitalarios habitantes. Como José Luis y Bea, del bar La antigua escuela o Piedad, guía y organizadora de talleres de la Casa Rural Manubles.
José Luis y Bea, del bar La antigua escuela
En este caso no es el bar del pueblo. Es más bien un pueblo con Bar, así, en mayúsculas porque no es un bar cualquiera. Al llegar Bea te recibe con su amable sonrisa y un trato excepcional. Más a dentro, en sus fogones, José Luis inventa tapas y platos de autor dignos de los mejores restaurantes. Pero si quieres degustar un buen plato no te pierdas su cordero asado, un auténtico manjar. Puede que la comida y la bebida en este lugar te desorienten un poco y creas, por un momento, que andas por Benidorm o Marbella. Pero no te despistes, ¡sigues en Bijuesca! Sin duda le han dado un puntito chic a la plaza del pueblo y añaden un motivo más para venir a Bijuesca.
Descubriendo la Montaña de Colorines y el aceite de hipérico con Piedad
Piedad regenta, junto a su marido Ramón, la Casa Rural Manubles, el único alojamiento de agroturismo de la zona. La Casa Rural Manubles está preparada para acoger parejas, familias o grupos con toda comodidad y lo llevan haciendo desde hace muchísimo tiempo, será porque lo hacen con todo su cariño.
Además de gestionar el alojamiento también organiza rutas y talleres y ya sabes que esto no lo podíamos dejar escapar 😉 Ahora te contamos la ruta y el taller que hicimos.
Nuestra ruta con Piedad nos lleva hasta encontrarnos con la Montaña de Colorines, nombre con que ella misma bautizó a esta formación geológica caprichosa que, a manos de los trabajadores de la cantera y algún que otro agente meteorológico, luce una forma y colorido dignos de un taller de fotografía del paisaje.
Durante el recorrido, Piedad nos muestra su conocimiento en etnobotánica. Identifica algunas plantas y nos desvela los usos de cada una de ellas: una para el dolor de garganta, otra contra el catarro… Ya que es la época recogemos hipérico o hierba de San Juan (Hypericum perforatum) un remedio para un sinfín de dolencias. Un auténtico botiquín natural.
Después de recoger el hipérico, hicimos un taller con Piedad en el que nos enseñó a elaborar el aceite. Ahora ya podemos llevar este aceite de hipérico en la autocaravana, un remedio que nos ayudará en caso de quemaduras, golpes e incluso picaduras de abejas.
Contra lo que no tendremos remedio será contra la pena de tener que dejar este rinconcito encantado de Aragón al que esperamos volver muy pronto para seguir disfrutando de su naturaleza y, sobre todo, de su gente.