En la Sierra Sur de Sevilla se encuentra el micropueblo de Aguadulce.
Perteneciente a la comarca de Estepa y atravesado por el río Blanco, incluye en su municipio las pedanías del Cortijo del Marqués y la Huerta del Colegio.
Para conocer el lugar tenemos que empezar por su topónimo. Del árabe Al-wad-ul traducido como Río Bueno derivó después a Aguadulce debido a la buena calidad de sus aguas.
Cerca del río se encuentra la zona para pernoctar en Aguadulce habilitada por el Ayuntamiento.
Las tierras de Aguadulce al igual que otros de los pueblos de nuestra ruta han sido testigo del paso de diversas civilizaciones.
Bajo la dominación romana se dice que en este entorno se pudo hallar la antigua ciudad de Ipora. Sucesos bélicos como la batalla de Munda, tuvieron como escenario esta región. El hallazgo de restos arqueológicos como una cabeza de estatua de Minerva del s. II d.C., diosa romana. Hoy ubicada en el Museo Arqueológico de Sevilla, y una escultura del dios Baco dan fuerza a esta hipótesis.
Se cuenta, como dato curioso que Miguel de Cervantes descansó por estos lugares en su viaje de Sevilla a Granada.
Ligado a estos hechos históricos, los antiguos pobladores de Aguadulce fueron desarrollando en el mundo de la agricultura sus famosas huertas.
Es tal su relevancia y arraigo, que a sus vecinos se les conoce con el nombre de panciverdes. De estas huertas repartidas por el micropueblo de Aguadulce recogen fundamentalmente alcachofas, habas y lechugas.
De hecho, hace unos años existía una ruta turística que visita diversos huertos, contándonos sobre ellos en el Centro de Interpretación de la Huertas.
La Huerta Las Almenas de estilo neomudéjar (1936), destaca por ser una finca rodeada por una fachada coronada por almenas.